La producción manufacturera
del Cono Sur fue liderada por la industria automotriz, que registró un
crecimiento de 29% durante los primeros nueve meses del año en Argentina
y una producción récord en Brasil durante los primeros diez meses
con 2.035.000 de unidades. La fabricación de máquinas-herramienta
y maquinaria agrícola también fue clave en el buen desempeño
del sector.
Durante el transcurso
del año, la industria metalmecánica argentina tuvo un comportamiento
muy similar al registrado por la producción manufacturera de ese país.
Así, en los primeros nueve meses de 2005, la producción metalúrgica
creció 7%, mientras que la actividad industrial argentina lo hizo en
7,4%.
Se trata de un buen rendimiento,
aunque alejado del registrado hace unos años atrás, cuando Argentina
salía de su profunda crisis económica con la industria metalúrgica
encabezando los índices de producción. Sin dudas, estos márgenes
más discretos hablan de cierta estabilización en el crecimiento,
además de un dilema que abarca a numerosos sectores industriales argentinos:
la necesidad de invertir para ampliar una capacidad instalada que está
llegando a sus límites. En muchos casos, la decisión se retrasa
debido a la escasez de créditos para la producción, una característica
propia del sistema financiero argentino. Según datos proporcionados por
la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República
Argentina (ADIMRA), la capacidad de producción se vio, en 85% de los
casos, saturada con el nivel de equipamiento actual (maquinaria y mano de obra
disponible).
Sin embargo, lo cierto es que durante este año y el anterior la producción
manufacturera argentina fue liderada por la industria automotriz, que registró
un crecimiento de 29% durante los primeros nueve meses del año. Sin dudas,
muchos fabricantes de bienes de capital, de herramientas, partes y piezas se
ven beneficiados directamente por el desempeño del sector automotor,
cuyo crecimiento genera un efecto virtuoso sobre numerosas ramas metalmecánicas.
También favoreció la mayor actividad registrada en otras industrias,
como la alimenticia, textil y plástica.
Gracias al incremento de la producción de vehículos, la industria
de autocomponentes continúa mostrando signos de vitalidad, tanto en la
atención del mercado doméstico como en el de exportación.
En el sector se esperan sensibles mejoras si prospera la nacionalización
de partes destinadas a los nuevos proyectos de las terminales y rinden fruto
los estímulos fiscales orientados al logro de una mayor integración
local en los modelos nuevos.
Como consecuencia del buen desempeño de la demanda, varias terminales
mejoraron las programaciones previstas anteriormente y, por consiguiente, los
fabricantes de autopartes encaran los últimos meses del año con
importantes crecimientos puntuales en ciertas líneas de producción.
En el último período también han mejorado las exportaciones
de autopartes argentinas al mercado brasileño.
El subsector de máquinas-herramienta es otro de los que se vio beneficiado
por el buen momento de las terminales, de sus colegas autopartistas y de la
producción de maquinaria agrícola, entre otros rubros. De acuerdo
con los datos aportados por la Asociación Argentina de Fabricantes de
Máquinas-Herramienta, Accesorios y Afines (AAFMHA), 2005 culminará
con un nuevo y significativo crecimiento de la producción, que podría
llegar al 14%, con una importante expansión de las ventas en el mercado
interno y en las exportaciones. El mercado local, con el persistente crecimiento
de los últimos tres años, está en su pico máximo
histórico, por lo que el consumo aparente de máquinas-herramienta
cerrará el año con un aumento estimado de 58%.
Según los fabricantes locales, “los altos niveles de actividad
industrial de nuestros usuarios, que obliga a tener a pleno sus equipos, tiende
paulatinamente a desalentar las opciones de máquinas de bajo precio/baja
calidad, o aquellas que no cuentan con servicio, mantenimiento o soluciones
para el cliente, como ofrecen los productos fabricados en el país”.
Por su parte, los empresarios agrupados en la Cámara Argentina de la
Máquina-Herramienta, Bienes de Capital y Servicios para la Producción
(CARMAHE) advierten que “el sector continuó con la inercia del
año anterior, aunque en la segunda mitad se estancó la demanda”.
Al mismo tiempo, subrayan que “las importaciones sufrieron un freno debido
a la carencia de financiación y a la incertidumbre sobre si el gobierno
argentino prorrogará o no la vigencia de 0% para la alícuota arancelaria
de importaciones extrazona, que caduca a fines de este año”.
Como sea, el sector de máquinas-herramienta se prepara para recibir un
año definitivamente ferial, que ya anticipa éxitos de ventas y
concurrencia. Con la organización de AAFMHA, EMAQH tendrá lugar
del 18 al 23 de mayo en el predio ferial La Rural, mientras que FIMAQH será
organizada por CARMAHE entre el 30 de mayo y el 3 de junio en el centro de exposiciones
Costa Salguero.
De cara al corto y mediano plazo, Mario B. Polijronópulos, nuevo presidente
de ADIMRA, sintetiza las principales preocupaciones de los empresarios metalúrgicos
argentinos. “Existen actualmente varios cuellos de botella que deben ser
superados: la escasez de materias primas como aceros especiales, laminados y
componentes y la falta de personal medianamente y altamente calificado. También
hay inquietud por el posible aumento de costos internos, especialmente aquellos
relacionados con los servicios de energía, como luz, agua, gas y telecomunicaciones”,
indicó.
Incertidumbre a la brasileña
Ciertamente, los números que revela la producción
brasileña de maquinaria y equipos durante el transcurso de este año
no son malos, pero distan mucho de reflejar el ánimo y las percepciones
de los fabricantes del sector, que se mantienen más bien críticos
y escépticos.
Durante los primeros nueve meses de 2005, esta industria verificó un
alza de 25,6% en su facturación (R$ 42.000 millones) y se espera que
finalice el año con un aumento de entre 15% y 20%. Durante el período
comprendido entre enero y septiembre, también se registraron incrementos
de 23,7% (R$ 41.900 millones) en el consumo aparente brasileño de máquinas
y equipos y de 31,1% (US$ 6.300 millones) en las ventas externas del sector.
Sin embargo, los empresarios advierten que los números reflejan, en realidad,
los pedidos de encomiendas realizados entre fines de 2004 y principios de este
año. A partir del segundo semestre, en cambio, los industriales observan
una incipiente y preocupante desaceleración.
“El ritmo de entregas viene desacelerándose en cada trimestre.
En el sector de máquinas-herramienta, el tiempo necesario para atender
los pedidos, que alguna vez fue de 25 semanas, hoy es de cuatro semanas”,
alerta Newton de Mello, presidente de la Asociación Brasileña
de la Industria de Máquinas y Equipamientos (ABIMAQ). Por eso mismo,
de Mello insiste en contextualizar los resultados favorables de este año.
“Entre 1998 y 2004, las exportaciones brasileñas de máquinas
aumentaron 78%, lo que le permitió al sector alcanzar en 2003 el segundo
lugar en el ranking de los principales exportadores industriales del país.
Sin embargo, esta situación podría ser revertida este año.
La expectativa es cerrar 2005 con un alza de 15% en los envíos, muy por
debajo del 38% obtenido el año pasado”, afirmó.
En realidad, el titular de ABIMAQ es uno de los principales críticos
a la política económica del gobierno de Inacio Lula Da Silva.
Se trata, según sus palabras, “de un modelo neoliberal que persigue
metas de inflación irreales y superávit primarios fantasiosos,
que está provocando una crisis económica que demorará años
en ser superada”. Para de Mello, la combinación entre desvalorización
del dólar y altas tasas de interés supone un “nock out”
a la competitividad del país. “Ninguna economía resiste
una apreciación de 25% en el tipo de cambio en solo un año”,
aseguró.
En efecto, la desvalorización de la moneda estadounidense ya estaría
provocando un sustancial aumento de las importaciones de maquinarias, en perjuicio
de la producción local. La participación de las máquinas
extranjeras en el total consumido por el país alcanzaría este
año un 37,5%, situación que evidencia el predominio de los productos
locales, pero también es cierto que entre septiembre de 2004 y 2005 el
volumen de las compras externas aumentó casi 45%. Para detener la dislocación
de la producción nacional, los industriales del sector piden la baja
de las tasas de interés y una ampliación y agilización
de los créditos destinados a la adquisición de maquinaria fabricada
en el país.
Cuando se habla de importación, la palabra “China” parece
inevitable. El gigante asiático es percibido como una amenaza para numerosos
sectores industriales brasileños. Durante todo el año, ABIMAQ
estuvo entre las poderosas cámaras que reclamaron al gobierno la reglamentación
de salvaguardas comerciales ante los productos chinos. Sin embargo, una vez
firmado los decretos, la entidad mostró un cambio en su estrategia. Si
bien su presidente afirmó recientemente que al sector se le hace imposible
hacer frente a la invasión de maquinaria proveniente del país
asiático, también reconoció que “la exportación
de máquinas brasileñas a China es significativa y sería
absurdo entrar en guerra comercial con ellos por el tema de las salvaguardas”.
Cuando se analiza el desempeño de la industria brasileña durante
2005, el sector de maquinaria agrícola requiere un comentario aparte.
Afectado por una feroz sequía, durante los primeros diez meses del año
la producción y venta se habían desplomado 20,5% y 39,2%, respectivamente.
Las exportaciones, en tanto, aumentarían este año apenas 5,7%,
cifra que no permite morigerar el impacto de la crisis local. Para 2006, los
fabricantes de maquinaria agrícola aún no han difundido proyecciones,
pero si bien se espera un aumento de inversiones con vistas a la próxima
zafra, lo cierto es que prevén que el nuevo año volverá
a presentarse difícil para ellos.
Por su parte, las terminales automotrices radicadas en ese país volvieron
a registrar récord de producción y exportaciones. Durante el período
enero-octubre, ya logró superarse el rendimiento de todo 2004, con aumentos
de 11,8% en la producción y 35,9% en las exportaciones. De esta manera,
en los primeros diez meses del año se ensamblaron un máximo histórico
de 2.035.000 de unidades y se embarcaron automóviles por un total de
US$ 9.309 millones, cifra también récord. Las ventas internas,
en tanto, se incrementaron en 8,8%.
Pese a este extraordinario desempeño, los empresarios del sector prefieren
mostrarse cautos. En octubre pasado, tanto la producción como las ventas
locales y externas mostraron un retroceso respecto del mes anterior. Según
la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores
(ANFAVEA), los números de octubre estarían influidos por una huelga
en las plantas de Volkswagen en el país, pero también por “cierta
desaceleración económica, la desvalorización del dólar
y la persistencia de altas tasas de interés”. De esta manera, la
situación y postura de las terminales brasileñas se aproxima a
la del resto de las industrias del país.
El buen momento chileno
Sin dudas, 2005 fue para
los chilenos un año de crecimiento rotundo. Los especialistas pronostican
que la economía del país andino crecerá alrededor de 6%,
pero lo cierto es que durante el primer semestre ya se perfilaban cuáles
serían los motores de esa expansión: la demanda interna y la inversión.
Así, 2005 será recordado como el año del “boom de
las importaciones”.
En efecto, a mediados de octubre las compras externas chilenas ya habían
superado los montos del total acumulado durante 2004. Sin embargo, la nota distintiva
la dan las importaciones de bienes de capital, que durante los primeros 10 meses
del año mostraron un incremento de 60% respecto del año anterior.
Se trata, especialmente, de maquinaria y equipo, situación que evidencia
el auge inversor que vive la economía chilena. De esta manera, los economistas
anuncian que en 2005 el aumento de la tasa de inversión llegaría
a 22%, representando así un muy saludable 29% del producto total del
país.
La relación entre inversión e industria metalmecánica es
bien estrecha. Por ese motivo, los fabricantes metalúrgicos no podían
estar al margen de este período de prosperidad. Los representantes del
sector consideran que este año la producción metalmecánica
crecerá “tres puntos por arriba del producto nacional”, con
exportaciones que registrarían un aumento interanual de 28%, acumulando
así un récord histórico cercano a los US$1.480 millones.
Este impulso continuará durante 2006. Para el próximo año,
la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas
(ASIMET), anticipa un crecimiento de 7% en la producción y ventas físicas
del sector, en tanto que las exportaciones podrían superar los US$ 1.500
millones. Las proyecciones nuevamente superan al promedio nacional.
Tras arduas negociaciones, Chile logró concluir con éxito las
conversaciones con China y en noviembre de este año los presidentes de
ambos países firmaron un tratado de libre comercio. Junto con la industria
textil, el sector metalmecánico encabeza la lista de los más vulnerables.
Por eso mismo, el gobierno chileno puso especial énfasis a la hora de
resguardar la producción local.
Sin embargo, los bienes de capital provenientes del gigante asiático
podrán entrar a Chile libres de aranceles desde la entrada en vigencia
del acuerdo. Pero los fabricantes metalmecánicos chilenos presentan una
postura optimista, incluso frente a este punto. “Es imposible competir
con los costos de producción chinos, por lo que nuestras exportaciones
a ese destino sólo llegan a US$ 28 millones. Pese a esto, la firma del
tratado representa una oportunidad muy importante para el país y favorece
a industrias chilenas que son intensivas en el uso de nuestros productos, como
la vitivinícola, la producción de salmones y la agroindustria
en general. De esta manera, nuestro sector también se ve beneficiado
en forma indirecta”, explica el nuevo presidente de ASIMET, Arturo Lyon
Parot.