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Tras la finalización de la más reciente feria IMTS el pasado mes de septiembre en Chicago se vio un muy interesante retorno de los visitantes a los grandes eventos de encuentro directo entre compradores y proveedores de productos y servicios para la manufactura metalmecánica. Con 86,307 visitantes registrados esta edición 2022 de la IMTS aún no se superó la cifra récord de 129,415 personas que asistieron al recinto ferial del McCormick Place en Chicago hace 4 años. En el 2020 no hubo feria, pues fue cancelada por los efectos de la pandemia del Covid-19.
Los organizadores del evento hablan de un rotundo éxito en cuanto a la asistencia de personal a la feria, teniendo en cuenta la incertidumbre general en la economía global reinante en momentos de guerra en Europa, disrupción en cadenas de suministro y cuarentenas y cierres constantes en China. Sin embargo, a mí me causa mucha curiosidad un tema adicional. Ya desde 2020 un gigante como DMG Mori, consorcio fabricante de máquinas herramienta, había decidido no participar como exhibidor para la edición de aquel año y mantuvo esa postura para la que acaba de terminar también. Su presidente, James V. Nudo, reportó en su momento que estratégicamente preferían escoger los eventos que pudieran proveer a su empresa una plataforma para interactuar con sus clientes de manera más enfocada e individualizada. Se centrarían así en más eventos como seminarios, tech days y entrenamientos personalizados en sus centros tecnológicos y fábricas nacionales y regionales.
Durante la edición 2022, el también inmenso fabricante europeo GF Machining Solutions anunció que no estará presente para la próxima feria EMO 2023 argumentando exactamente las mismas razones, que DMG. ¿Estamos asistiendo a un cambio en la manera en que los vendedores de tecnología nos van a presentar sus soluciones?, ¿Cómo serán las ferias sin los grandes “animadores”?. Tras múltiples charlas que he tenido con representantes de compañías fabricantes, he conocido de los análisis internos que hacen sobre la relación costo-beneficio de las grandes ferias. Para eventos como la EMO, por ejemplo, las compañías invierten varios meses de sus ingenieros para diseñar los productos y poner a punto las máquinas de demostración que despliegan durante una semana de feria; esto sin tener en cuenta todos los costos de transporte, personal, arriendo, etc. de participar allí. No siempre llegando en ese lapso a tener las conversaciones con los clientes clave que les permitan tener un retorno a esas inversiones. De esta manera, puede ser mejor para ambas partes, compradores y vendedores, tener conversaciones más específicas en centros tecnológicos regionales para la solución individual de sus retos. Esto puede ser factible en regiones del mundo donde los fabricantes están más concentrados. Pero, ¿cómo impactará esto la forma en que nos relacionamos con los proveedores de tecnología en LATAM? Me gustaría mucho conocer sus opiniones. Participen de esta conversación en el blog “Diez micrómetros” de nuestro portal metalmecanica.com
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